domingo, 11 de mayo de 2008

Era acaso ese brillo en tu mirada

Era acaso ese brillo en tu mirada,

o tal vez era el timbre de tu voz,

o quizás fue tu andar, que me excitaba

o tus piernas cruzadas que dejaban

un mundo de ilusiones entrever,

o tal vez fueran sueños que me dieron

mil noches de placer, de pleno amor

con mis labios tu espalda recorriendo

con mi lengua buscando entre los flecos

de tu piel anacarada y consintiendo

penetrar en la cueva de tu ardor

bajo un monte de Venus en tinieblas

donde habita el misterio y la pasión.

O tal vez fueran esas tus caderas

balanceándose al ritmo embriagador

de un ir, venir, tan suave en sus maneras

hasta alcanzar orgasmo redentor

que entre gemidos el éxtasis genera

y entre suspiros, de si da lo mejor.

O fueron los pezones que en tus senos

se erguían con afán provocador

cuando mis dedos en sueños recorrían

sus suaves formas, trazando alrededor

desde su base, círculos constantes

que provocaban en ti esa excitación

que a pronunciar mi nombre te llevaba

mezclado entre suspiros de emoción,

y humedecída tu entrepierna dabas

pequeños besos a mi sexo varón.

Por esas cosas raras de la vida

que nunca encontraran explicación

a lo largo de días, meses, años,

compartimos de un día, mas de un tercio

codo a codo, sin darnos ocasión

a intentar explorar del uno al otro

sentimientos, pasiones, arte, amor,

y fundimos en horas a destajo

mil ilusiones, consejos, desengaños

momentos imborrables, el silencio

y apenas un roce, un mano a mano

una sonrisa devuelta, sinrazón,

ese querer decir.... y estar callados,

disimular al cruzarse las miradas

y al despedirnos tan solo un frío adiós.

Encuentran hoy los dos tan alejados

físicamente sus cuerpos, la pasión...

el florecer de un nuevo y dulce sentimiento

de confidentes, amantes virtuales

y amigos de un presente de ilusión

cuando el amor, como el invierno,

olvidado en un sueño, creían que pasó.