Era acaso ese brillo en tu mirada,
o tal vez era el timbre de tu voz,
o quizás fue tu andar, que me excitaba
o tus piernas cruzadas que dejaban
un mundo de ilusiones entrever,
o tal vez fueran sueños que me dieron
mil noches de placer, de pleno amor
con mis labios tu espalda recorriendo
con mi lengua buscando entre los flecos
de tu piel anacarada y consintiendo
penetrar en la cueva de tu ardor
bajo un monte de Venus en tinieblas
donde habita el misterio y la pasión.
O tal vez fueran esas tus caderas
balanceándose al ritmo embriagador
de un ir, venir, tan suave en sus maneras
hasta alcanzar orgasmo redentor
que entre gemidos el éxtasis genera
y entre suspiros, de si da lo mejor.
O fueron los pezones que en tus senos
se erguían con afán provocador
cuando mis dedos en sueños recorrían
sus suaves formas, trazando alrededor
desde su base, círculos constantes
que provocaban en ti esa excitación
que a pronunciar mi nombre te llevaba
mezclado entre suspiros de emoción,
y humedecída tu entrepierna dabas
pequeños besos a mi sexo varón.
Por esas cosas raras de la vida
que nunca encontraran explicación
a lo largo de días, meses, años,
compartimos de un día, mas de un tercio
codo a codo, sin darnos ocasión
a intentar explorar del uno al otro
sentimientos, pasiones, arte, amor,
y fundimos en horas a destajo
mil ilusiones, consejos, desengaños
momentos imborrables, el silencio
y apenas un roce, un mano a mano
una sonrisa devuelta, sinrazón,
ese querer decir.... y estar callados,
disimular al cruzarse las miradas
y al despedirnos tan solo un frío adiós.
Encuentran hoy los dos tan alejados
físicamente sus cuerpos, la pasión...
el florecer de un nuevo y dulce sentimiento
de confidentes, amantes virtuales
y amigos de un presente de ilusión
olvidado en un sueño, creían que pasó.