martes, 18 de diciembre de 2007

Quizás cometí el error

Quizás cometí el error, de intentar rememorar
del ayer, esos tus besos, tu forma de acariciar
recovecos de mi cuerpo o tu boca que al besar
encendía mil pasiones imposibles de olvidar.
Aquellas tus ilusiones, que me solías contar
con tu cabeza en mi hombro y acurrucada soñar
que nuestros cuerpos se unían para sin temor donar
del uno al otro el amor, que quisimos disfrutar
en tardes de cita incierta, difíciles de alcanzar
que hoy parece hasta imposible que llegaran a pasar
y que fueron nuestros besos, nuestros cuerpos al amar
testigos de un ayer cierto, que no quisimos borrar.
Y tal vez allí en tus ojos me ha parecido encontrar
una promesa sentida, unas ansias por amar
el deseo de tenerme a tu lado y conjugar
del amor el sutil verbo, del que amar es siempre dar.
Mas sin duda confundido, no he sabido interpretar
tus miradas, tus silencios, ni tu forma de expresar
que no ofrecías promesas, ni esperas volver a dar
a tu cuerpo sensaciones difíciles de olvidar,
y con estas sensaciones me acabo de reencontrar
con la realidad presente y no te voy a ocultar
que al despertar de tu sueño, de mi podrás recordar
aquel caballero andante, que tanto te supo amar
y que hoy de tu lado alejas, para en silencio llorar.
Quizás cometí el error, de intentar rememorar
con el recuerdo presente de esa tu forma de amar
tus caricias y tus besos, y tu forma de mirar,
de creer ingenuamente que esperabas alcanzar
a mi lado las caricias que tanto te hacen gozar,
sin detenerme un instante y reflexivo pensar
que si de verdad quisieras en mis brazos retozar
y enfrentados cuerpo a cuerpo, mil goces rememorar
cuando una mujer lo quiere, poco el hombre ha de dudar
y si tu no lo has querido, de nada vale luchar
que el tiempo siga su curso, que yo volveré a soñar.

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