miércoles, 7 de noviembre de 2007

Apenas amanecía...

Apenas amanecía, cuando mi sueño alejó
el sonido carrasposo del viejo despertador
que sonaba día a día con inusitado ardor
y en mis neuronas sin ritmo, su letanía dejó.
Acaso las seis serían, no mucho mas ¡vive Dios!
cuando pasé por la ducha para acelerar mi acción
y vestirme, el desayuno, las pastillas ¡que ilusión!
el café caliente, el bolso y desde la puerta ¡adiós!.
A la estación he llegado, salvando aquel socavón
que no saben si es del AVE, de una ministra anterior,
del actual tripartito o de un ente superior,
que nadie quiere las culpas, que tal vez por la ocasión
amenaza que los votos cambien de nuevo el color
y tantas penas vividas, madrugadas de dolor,
al depositar el voto, meditado y sin pasión
los usuarios le expliquen que no existe sumisión
a políticos, ideas, trapichuelas, comisión
y el pueblo siempre devuelve, en cuanto tiene ocasión
los socavones sufridos por un voto y la ilusión.
Ya hace mas de cuatro horas, que sonó el despertador
y el Terrasa-Barcelona ¿por donde andará, señor?
¿y donde estará escondido maquinista o revisor?
que llegaré a Barcelona, retorcida en el dolor
de esa mi ulcera nueva, ¿o es un cálculo doctor?.
Ya sé que tu que me lees, creerás que esta alusión
a socavones, políticos, votos y la comisión
es tan solo un puro cuento, es mas bien una ficción
pero te doy mi palabra, que al tomar la decisión
de complacer a una amiga, que con toda su ilusión
me sugirió si podría, sustituir la pasión
de tantos poemas plenos del amor, mi vocación
por algunos otros temas que llamarán mi atención
en mi entorno es hoy sin duda, la estrella ese socavón
y dejo para otro día, por no cansar tu atención
el relato de aquel túnel de increíble proyección
bajo un Templo Expiatorio de mundial difusión
que expiará al derrumbarse, si persiste la obsesión
nuestros pecados de usuarios, los de los políticos, no.

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