martes, 30 de octubre de 2007

Tu y yo sabemos...

El temor que me vence en la noche
cuando a solas me acuerdo de ti,
sin salir de mi boca un reproche
cuando nadie se acuerda de mi.
Recordar de tu piel los olores
revivir de tu boca el sabor,
y calmar los intensos dolores
que en mi mente causo el desamor.
Aún mis manos recorren en sueños
ese cuerpo que tanto adoré,
con tus senos de pezones dueños
de mis labios y ¡cuanto te amé!.
De tus muslos, de esas tus caderas,
de esa cueva que mi boca halló,
de ese pelo que arremolinado
en mis dedos su brillo dejó.
De tus curvas cinceladas todas
por el arte de un gran creador,
esa piel de morena textura,
esas piernas de mi admiración.
No he podido olvidar que a mi espalda
de repente solías montar
y tus labios mi piel recorrían
excitando mi piel al pasar.
Y no olvido esa tu experiencia
que tus manos me hicieron notar
cada vez que mimosa jugabas
con mi cuerpo, al hacerlo gozar.
Y verás, cuando ya estoy dormido
y a la almohada me abrazó sin ti,
se que tu a tu almohada abrazada
te estarás acordando de mi.
Y que ingenuos tu y yo habremos sido
renunciando a gozar nuestro amor,
porque estén mas tranquilos aquellos
que disfrutan con nuestro dolor.
Y en verdad debo confirmarte
hoy que el sueño no causa dolor,
lo que yo te he entregado al amarte
solo tiene un nombre...amor.

No hay comentarios: