jueves, 25 de octubre de 2007

A un torero (de su madre)

Cuando a la plaza te asomas
a reverdecer laurels
rodeado de churumbeles
que te aclaman con fervor.
Siento sonar los clarines
del miedo en mi interior.
Le rezó a la Macarena
y le imploro por mi amor
que no te lleve a su lado
que no me mate el dolor.
Cuando te acercas al toro
mil punzadas de dolor
aguijonean con saña
mi dolido corazón
Cuando te veo radiante
de gozo y satisfación
renace en mi la alegría
y salta mi corazón.
Cuando recibo tus besos
siento tal satisfacción
que mi sangre se alborota
y rezo por tu vida y por mi amor.

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